15 nov 2006

Yo, etéreo

por Jose Lun


Envuelto en la comodidad de las ondas herzianas busco un recuerdo por descubrir, uno perdido en la maraña de neuronas adictas a las endorfinas. Busco un tesoro perdido que me haga evolucionar desde mi yo desconocido. Somos la suma de nuestras vivencias y recuerdos, sin embargo poco recordamos y nuestra vida se reduce a un cortometraje absurdo y sin sentido. Probablemente el momento en el que escribo esto se borre en poco tiempo...

...Caminaba por la niebla, apenas podía ver los árboles y matorrales que se desvanecian en manchas oscuras y difusas. Buscaba una senda que seguir, ni siquiera una en concreto, tan solo un camino por el que pudiese andar con la seguridad de no tropezar con mas piedras y obstáculos, uno en el que tan solo me tuviese que preocupar de poner un pie tras otro sin más complicación.
En mi búsqueda, cada vez más tediosa y ardua sorteé varios peligros antes de toparme con el laberinto inclinado, tal vez imposible pero exacto en cuanto a similitud para con mi pensamiento, por tanto, totalmente viable. Así que, decidí introducirme en él.

Tras varias bifurcaciones y exsitencialidades superfluas llegué a la primera cúpula irreal en la que me encontre con un niño que decía ser yo, pero no veía nada de él en mí, me negaba a reconocerlo como tal. El niño lloró y tomé consciencia de la situación: tendría que estrecharle la mano y postrarme a su absurda declaración de irrealidades. Había venido en un elefante alado escoltado por duendes albinos, desde el horizonte, al centro. Había comido de los recuerdos y bebido de las buenas acciones, se había convertido en un chico responsable y dedicaba su tiempo al estudio del futuro. Futuro que nunca llegaría pues estaba condenado a ser niño de por vida, y niño sería por siempre.

Corrí enajenado hacia el laberinto y de nuevo me perdi hasta llegar al segundo nivel, (probablemente después de darle otra calada a la hierba) La segunda cúpula era matemática, exacta y no daba ventaja al error. Allí me encontre con un hombre que decía ser yo, pero no vi mi reflejo en su persona, ni siquiera en su alma, sin embargo su convicción era totalmente inamovible. Me contó que después de haber superado el onanismo excesivo había encontrado aquel lugar en el que había decidido quedarse tras haber conocido a un niño que decía ser él en la cúpula de la irrealidad. Era de locos, no me podía estar pasando: el niño decía ser yo, y aquel hombre también decía ser yo, y además el niño era aquel hombre y el hombre aquel niño. Me negaba, no podía ser, estaban locos. Aquel sujeto se dedicaba al estudio del pasado, intentando encontrar lo que fue, para volver a ser aquello. Sin embargo, su busqueda no terminaría nunca, puesto que aquel niño no volvió y el pasado cada vez fue más pasado e inalcanzable.

Salí de aquel lugar alicaído y cansado. El laberinto cada vez era mas inclinado y la cuesta se hacía eterna. Cuando hube perdido toda esperanza de salir de aquel oscuro laberinto, la niebla se despejó y entré en una cúpula en la que brillaba el Sol, comencé a levitar y comprendí que aquel niño que encontré en la primera cúpula fui yo un día. Comprendí que aquel hombre que encontré era mi yo introspectivo y mi percepción del futuro, y comprendí que aquella cúpula etérea era mi lugar.

Y allí reinando el laberinto de la vida quedaría por siempre, convertido en mi yo etéreo e intentando encontrar mi Karma. Busqueda que por cierto, probablemente, fuese eterna.

no encontré una senda en la niebla que me llevara a mi destino, en su lugar encontré un retorcido laberinto que me llevó por caminos insospechados. Sin embargo encontré mi lugar, al fin y al cabo, encontré un lugar.

Jose Lun

1 comentario:

Melarise | I love books and music... Lets work together! dijo...

Tu, etéreo, y Yo, ni siquiera se que...
No encuentro ni el laberinto, solo espero, porque no tengo la fuerza de andar. Estoy en una sala de espejos, y no se en cual puedo confiar. Antes de eso tendria que asegurarme de que no este estropeado. Y cuando ocurra, quisas ya no quiera verme reflejada.
Si vivir a traves de un reflejo cálido y agradable es tan dificil de alcanzar, para que tanta mascarada...