por Jose Lun
El invierno sirve de aislamiento social en cierto modo. El invierno congela algunos pensamientos que reviven a la vuelta del calor, otros maquinan mejor sobre frío.
El invierno está bien, a mí antes no me atraía nada, ahora encuentro un profundo sentimiento desolador en mis conexiones neuronales, un sentimiento evocador, que me recuerda un pasado fructífero en algunos aspectos yme da la fuerza necesaria para plantear los nuevos retos del siglo actual.
Curioso es como algunos aspectos de mis entrañas se vuelven invulnerables o al menos a prueba de "bala". Sí, no me hacen daño algunas cosas que antes me hacían sangrar, supongo que por costumbre, seguí una disciplina muy rigurosa en cuanto a los peligros que comportan el afiliarse a ciertos roles virtuales que son inevitables en la vida y que por tanto son de obligada vivencia.
Eso esta claro desde el primer contacto en la pubertad con nuestro lado negativo, o de nuestro mismo lado si tu opción es la de tu mismo género, seamos del género que seamos, eso al fin y al cabo es lo menos relevante de la cuestión, ya que lo importante es ese contacto con el inverso (o del mismo lado) cuando descubrimos los placeres con tendencia a la dependencia, una droga natural e implícita en nuestro organismo, a través de cuyo síndrome de abstinencia se desatan desagradables consecuencias psicológicas que te llevan a la tendencia imaginativa y solitaria de tu habitación.
De un modo u otro, todos lo hemos vivido, absolutamente todos. Claro que el lado femenino vive esta realidad de una forma un tanto distinta, pero de eso no hablaré porque no hablo de lo que no sé. Que hablen ellas.
Luego sales y parece que es la caza del vampiro, buscando cuellos que morder (probablemente comportamiento debido al mencionado síndrome de abstinencia) potenciado por las feromonas que inconscientemente captamos y nos llevan al delirio y a la sed lujuriosa de calmar nuestro exceso de potencial.
De todas formas esto es ley de vida y es absurdo discutir qué postura es la correcta, cual es el mejor camino a seguir. A mí eso me trae sin cuidado, porque al final siempre me guía mi instinto animal en este ambito, dando igual todo lo que haya pensado fríamente.
Estamos condenados a la perpetuación de la especie, con lo que eso conlleva, estamos condenados y subyugados por las hormonas que nos controlan como a ratones de laboratorio. Nosotros los hombres, condenados a un universo de nubes que nos atraen en especial al comienzo de la polinización (que por cierto es lo equivalente en el mundo botánico a lo que aquí se explica) y que hacen que nos comportemos como auténticos primates. Por eso la mujer siempre esstará por delante por mucho que se hable de igualdad. Ellas tienen el poder de atracción, nosotros los hombres (heterosexuales) sólo somos las marionetas de nuestras hormonas (por no decir de otra cosa). Daría lo que fuese por inhibir esa atracción al igual que la inhibe el hombre homosexual, que también va por delante en esta cuestión. Da igual, eso es una utopía, porque las nubes siempre seguirán ejerciendo un poder de atracción en mí, completamente fatal.
El invierno está bien, a mí antes no me atraía nada, ahora encuentro un profundo sentimiento desolador en mis conexiones neuronales, un sentimiento evocador, que me recuerda un pasado fructífero en algunos aspectos yme da la fuerza necesaria para plantear los nuevos retos del siglo actual.
Curioso es como algunos aspectos de mis entrañas se vuelven invulnerables o al menos a prueba de "bala". Sí, no me hacen daño algunas cosas que antes me hacían sangrar, supongo que por costumbre, seguí una disciplina muy rigurosa en cuanto a los peligros que comportan el afiliarse a ciertos roles virtuales que son inevitables en la vida y que por tanto son de obligada vivencia.
Eso esta claro desde el primer contacto en la pubertad con nuestro lado negativo, o de nuestro mismo lado si tu opción es la de tu mismo género, seamos del género que seamos, eso al fin y al cabo es lo menos relevante de la cuestión, ya que lo importante es ese contacto con el inverso (o del mismo lado) cuando descubrimos los placeres con tendencia a la dependencia, una droga natural e implícita en nuestro organismo, a través de cuyo síndrome de abstinencia se desatan desagradables consecuencias psicológicas que te llevan a la tendencia imaginativa y solitaria de tu habitación.
De un modo u otro, todos lo hemos vivido, absolutamente todos. Claro que el lado femenino vive esta realidad de una forma un tanto distinta, pero de eso no hablaré porque no hablo de lo que no sé. Que hablen ellas.
Luego sales y parece que es la caza del vampiro, buscando cuellos que morder (probablemente comportamiento debido al mencionado síndrome de abstinencia) potenciado por las feromonas que inconscientemente captamos y nos llevan al delirio y a la sed lujuriosa de calmar nuestro exceso de potencial.
De todas formas esto es ley de vida y es absurdo discutir qué postura es la correcta, cual es el mejor camino a seguir. A mí eso me trae sin cuidado, porque al final siempre me guía mi instinto animal en este ambito, dando igual todo lo que haya pensado fríamente.
Estamos condenados a la perpetuación de la especie, con lo que eso conlleva, estamos condenados y subyugados por las hormonas que nos controlan como a ratones de laboratorio. Nosotros los hombres, condenados a un universo de nubes que nos atraen en especial al comienzo de la polinización (que por cierto es lo equivalente en el mundo botánico a lo que aquí se explica) y que hacen que nos comportemos como auténticos primates. Por eso la mujer siempre esstará por delante por mucho que se hable de igualdad. Ellas tienen el poder de atracción, nosotros los hombres (heterosexuales) sólo somos las marionetas de nuestras hormonas (por no decir de otra cosa). Daría lo que fuese por inhibir esa atracción al igual que la inhibe el hombre homosexual, que también va por delante en esta cuestión. Da igual, eso es una utopía, porque las nubes siempre seguirán ejerciendo un poder de atracción en mí, completamente fatal.
1 comentario:
aunque parezca mentira a las mujeres también nos pasa, también tenemos nuestro instinto animal que nos hace salir en busca de un cuello que morder, lo que pasa es que disimulamos mejor que vosotros, pero las ganas y el deseo son los mismos, estereotipo muy equivocado.a nosotras también nos llama la tetosterona(o como se llame la hormona que desprendéis vosotros)pues eso que las mujeres sufrimos el síndrome de abstinencia pero a lo mejor de una manera más suave.....
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