17 may 2007

Felina, nocturna e incluso mortal

por jose lun





Se integra de forma inocente en el entorno, con gran potencial e incluso armas de destrucción masiva en sus ojos.
Pulsa, pulso, pulso, pulso. Empiezan las ondas herzianas a hacer efecto, se registran y sigue el curso del día a día. No importa, el tiempo ordena, para bien o para mal, y lo que uno espera recibir lo recibe o no. Lo que no esperas siempre viene.
Cuando baja, otra vez el libre albedrío, el caos en la mente del hombre, un caos ordenado e infinito, contradictorio e irracional. He aquí la disyuntiva: ¿un caos ordenado, o un orden caótico?. Las divagaciones en este sentido siempre acaban en rocambolescas conclusiones absurdas.

En pie se encontraba, observando las líneas a seguir, no se admitían fallos ni tropiezos. Yo controlaba en segundo plano, y evidentemente en el interior era un absoluto suplicio mantener el aire en constante distancia. La Luna subió y me hizo ver la obscura perspectiva. Así me deshice del ser sivarita y empecé a cambiar mi percepción de la situación hacia una resignación perpetua, hacia un silencio absoluto.

Eso no bastaba para apagar la llama que mantenía mi temperatura en el mundo de los vivos, en el mundo de las ilusiones. Aunque la rendición era evidente y necesaria, algo dentro de mí jamás capitularía, una rebeldia incontenida tendría que abrir fisuras en mis principios fundamentales...

Mientras tanto sigo atado de pies y manos por una utopía que alardea paseandose frente a mí.
Una utopía incluso mortal de necesidad, por supuesto, felina, siempre felina...

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