Jose LunHoy me llamaron para ver la Luna: no pude verla...
Imaginé, detrás de la basta mole de hormigón, una gigantesca luz elevándose en el firmamento, lenta, silenciosa. Imaginé la borágine cosmopolita muriendo en mis oidos, que se transportaban a algún lugar donde el estruendo de la civilización no pudiese alcanzarlos. Pude abstraerme de la polución corrosiva, de su calcinado olor, de la suciedad tecnológica, para poder sentir el viento nocturno atravesarme, cargado de aromas florales y transparente suavidad.
Por un instante creí encontrarme donde no estaba, en un mundo antagónico al propio, en una realidad inmensa, pacífica y tranquila que no era tal. Por un momento sentí ser feliz al escuchar al otro lado del telefono
-¿puedes verla?, es enorme.
Sentí calma interior, porque aunque mis ojos no podían verla tras los colosos verticales, alguien me decía que sin embargo, estaba allí, gigante, amarilla, elevandose, inexorable. Alguién me transmitía la dicha de observar tal escena, y no podía hacer más que sentir lo mismo, transportar mis sentidos a los suyos, aceptar la transmisión sensorial y vivirlo como si estuviese allí. Sentí felicidad por escuchar la felicidad materializada en la voz de otra persona. Dí gracias por el momento, las doy.
No pude verla, sin embargo, estaba allí, gigante, amarilla, elevandose, inexorable, eterna: pude verla.
1 comentario:
Magnifica, fue como si limpiará este sitio tan lugubre, donde te entra miedo a violadores, ladrones, a lo que sea, ella esta aqui y te dice, puedes andar con calma yo los cautivaré. De repente entras en una tienda y compras zumo en lugar de gas con azucar, te quedas el triple de tiempo a charlar con esta pareja argentina sentada detrás del mostrador, hablan de nieve efímera, de calor, de agua, todo lo que la luna doma a nuestro alrededor. Y te vas pensando que admiras a estas dos personas que llevan una vida entera juntos, y todavia se sorprenden con lo que ven. Seguire compartiendo mi felicidad =)
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