17 dic 2008

vacío

Todo está iluminado, la luz es cegadora, lo es tanto que se asemeja a la oscuridad. En mi interior pienso blanco incorrupto en plenitud luminosa. Incluso este pensamiento me ciega.
Ahora vivo con un gran peso a mis espaldas, ahora todo se hace cuesta arriba y es difícil saber hasta qué punto del trayecto voy a conseguir mantenerme en pie.

Y no es por decisión propia cruzar este desierto, descalzo, sin poder aliviar este sentimiento. Me divido en piezas que se esparcen por la arena que comineza a enterrar mis partes. Todo lo que puede soñar se ha resquebrajadao, todo lo que quise conseguir se ha derrumbado, todo lo que soy ha caído en una espiral infinita hacia el vacío.

Ahora me encuentro en otro lugar. Esto debe de ser el infierno, porque no hay rastro de tí aquí, porque los colores se desvanecen en esta luz cegadora, insoportable. Superviviente de este estado comatoso, caigo siempre boca abajo, sin importarme hacia donde se dirige todo esto, sin importarme cuándo acaba este acantilado, sin saber el momento en el que me estrellaré contra las rocas. Entonces todo habrá acabado, entonces podré entrar en la calma infinita.

Mientras tanto, esta eterna caída, hacia ninguna parte, hacia ningún lugar, envuelta en una corona de espinas. Hubiese sido mejor no haber abierto jamás esta puerta, la misma que ahora nos separa.

Estoy vacío, a partir de hoy, no hay nada dentro de mí.

Jose Lun

No hay comentarios: