Estaba más cerca de lo esperado. El ascenso se abre paso, implacable, conmigo en su interior.
La superficie ha llegado, el aire se ha renovado, puedo ver mi horizonte ante un sol que comienza a descongelar mis venas, calentando mi sangre.
Ahora son más las razones que me están haciendo caminar con este paso firme. Vislumbrar los objetivos, que con el tiempo llegan a divisarse, y es lo que me hace ganar inercia. Todo cuanto ha pasado me ha llevado a esta situación. La ilusión se hace patente cuando veo la claraboya brillar en la lejanía. Pueden ser cantos de sirena, pero la esperanza no termina hasta llegar al lugar exacto, y compruebe si todo era o no un espejismo. Para esto doy un salto de fé. Esta vez doy un salto de fé, con la convicción plena, con el positrón por bandera, y la determinación inyectada a la sangre.
Todo lo demás ahora se vuelve difuso, porque el mito se autoprioriza, tan solo yo puedo iniciar su busqueda. Por eso solo yo puedo encontrarlo.
Todo acontecimiento, por ínfimo y trivial que pueda parecer, es fundamental, esencial, y puede cambiar los acontecimientos años depués. Tan sólo un instante. La suma de varios instantes de este tipo son los que me han llevado hasta este punto.
A pártir de ahora no sé que acontecerá, pero algo dentro de mí, algo que hace ya mucho tiempo no se manifestaba, ha aparecido para hacer decantar la balanza por la luz, y no por la tan ya conocida obscuridad.
Jose Lun.
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