19 ago 2013

Al final.

Me siento ante tu abismo de indiferencia, y no puedo más que responderte con indiferencia. Vuelvo a leer tus versos pasados,  tan huecos, vacíos y rotos que incluso doblegarían al de corazón pétreo y coraza impenetrable.

Y descubro que ya no te quieres, que el miedo te devora las entrañas, que ya no opones resitencia a la desdicha de sentir que no hay nadie ahí contigo. Que lo que esperas no existe y lo que tienes entre las manos lo pierdes como arena que se desliza entre los dedos. Y sé que tus intenciones son buenas, pero te falta determinación y valor, porque no sabes ver que quien tienes frente a tus ojos se basta consigo mismo, que no necesita apoyo alguno, ni aceptación, ni reconocimiento, sino que sólo te desea a ti si condiciones, pero sin estar dispuesto a perder su felicidad como moneda de cambio. Eso nunca.

Al final te quedas ahí sentada, donde estabas antes de que yo apareciese, en las misas condiciones y sin evolución alguna. Y yo sigo mi camino, un poco más fuerte, un poco más seguro de saber quién soy

No hay comentarios: