26 ago 2013

Tu capacidad.



Despiertas. Comienzas una serie de movimientos y rutinas de un modo prácticamente automático, como cada día. Cuando el sueño se ha extinguido lo suficiente, comienzas a pensar. Al principio, también lo haces de modo automático. Un poco después es cuando comienzas a hacerlo de verdad, y vislumbras el deseo de un cambio en esa monotonía diaria que te absorbe y te priva de la verdadera libertad de hacer con el tiempo lo que tú quieras hacer con él.

Entonces decides empezar a cambiar algo para escapar de ese agujero negro que drena tu vida. Tienes pensamientos redundantes sobre pequeñas cosas que vas a modificar a lo largo del día o de la semana, y entonces tienes ese momento placebo en el que tú mismo te crees tus propias falacias y crees que estás en el camino de ese ansiado cambio. Pero no.

Pasan los días, las semanas, los meses y nada ha cambiado. Te sigues levantando, sigues haciendo las mismas rutinas automáticas y teniendo los mismos pensamientos. Al final todo eso te mantiene al margen de conseguir sentir plenitud en tu vida. El escollo de tu día a día es precisamente el transcurso del mismo. Y siempre te prometes: mañana haré, esta tarde empezaré, la semana que viene cambiaré, el mes próximo lo lograré. Y al final vuelta a empezar, y dentro de ti nace la impresión de que no eres capaz de cambiar nada, que no encuentras el modo, que no tienes la capacidad.

Pero eso, también es una falacia.

Tienes la capacidad, te lo garantizo. Quizá lo que te falta es la convicción, quizá estás demasiado influido por lo que te dice tu novio, tu padre, tu hermana, tu abuela o tu amigo. Quizá estás más pendiente de lo que ellos piensan que de lo que tú mismo piensas, o más importante aún, de lo que tú mismo sientes. Quizá te da miedo tener razón y es más fácil dársela a otros. Quizá te asusta realmente el cambio, aunque este sea a mejor y te es más cómodo quedarte en tu área de confort, aunque esté mugrienta y llena de cucarachas. O quizá lo que en realidad ocurre es que te has dejado de importar a ti mismo.

Tu capacidad es sólo tuya, y es la mejor herramienta que tendrás para cambiar todo aquello que quieres cambiar. ¿Qué sentido tiene entonces no utilizarla? ¿Qué sentido tiene no aprovechar ese don? Cree en ti por encima de todo, mira al frente y comienza de verdad a caminar hacia donde quieres dirigirte. No esta tarde, no mañana, no después: ahora.

Entonces comienza y modifica, cambia, evoluciona, mejora, aprende, perdona, ama, ríe... está dentro de ti, no te niegues ese regalo a ti mismo. Quiérete. Tienes la capacidad.

Jose Lun


No hay comentarios: