3 ago 2009

Delirios de pequeñez

En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo puedo ser yo.
En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo tú siempre estás.

Los párpados son camaleones en cambio constante.
Los ojos imponen la verdad interior, en cambio constante.
Son los instantes en que te toco mis momentos perpetuos.
Es el soplo de aire al pasar mi enervante principal.

En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo puedo ser yo.
En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo tú siempre vas.

Son constantes los azotes del tiempo que nos amedrentan.
Son peligrosos los recuerdos de ti que se entrelazan en mí.
Los vaivenes del destino nos aproximan a lugares convergentes.
Es el culpable y responsable de nuestros desvaríos fatales.

En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo puedo ser yo.
En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo siempre me salvas.

Los estados físicos convulsionan siempre en la noche.
Los encuentros reales suelen provocarme esta histeria.
Son evidentes los restos de mí en cada parte de ti.
Es indiscutible la necesidad voraz de vernos llegar.

En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo puedo ser yo.
En mi mundo, en mi mundo, en mi mundo tú siempre serás.

Jose Lun

2 comentarios:

Anónimo dijo...

enhorabuena por el blog! es de lo mejorcito que he leido ultimamente.
lo juro! :)

derek dijo...

Buen texto, buena extructura. espero visitarlo mas seguido.

a2