4 nov 2016

Designios

Aquel plan de fuga fue tan perfecto que acabó volviéndose en mi contra. Al final el tiempo y los cromosomas jugaron su papel y yo quedé con mis anhelos en el fondo del universo, a distancias imposibles, casi infinitas. Jugué con la ilusión de poder elegir mi propio destino, pero los años me hacen concluir que nos movemos en una suerte de raíles que llevan su propia dirección y designio.

Después de todo, el sueño sigue siendo recurrente,  con pequeñas variaciones de lo que acontece en cada momento, pero en esencia es el mismo. El mismo reflejo de mí mismo, el mismo reflejo de lo que quería,  de pretensiones absurdas, tan fuera de mi alcance, que al final el futuro ha sido una pantomima de lo que acordé conmigo mismo.

Por lo menos "los demás son los otros" y en ciertos aspectos, me alegro de algunas felicidades colaterales. Pero el hecho de haberme encontrado hace años, y por corto período de tiempo, cara a cara con lo sublime de la vida, ahora hace que el contraste sea tan amargo como definitivo.

La resignación es una cárcel perpetua sin cerraduras ni bisagras. Es como quedar a la espera de todo lo demás, como un mero espectador de la vida propia. Y solo te queda la duda de haber conseguido salir de esos raíles,  que nos llevan a donde no queremos ir.

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